La gran mancha (cap. 3)

En episodios anteriores…

Eila vive en un futuro próximo donde todo el saber estaba guardado en ordenadores que por causas cósmicas quedan destruidos. Se encarga de recuperar toda la información posible de la chatarra y encuentra música de un antiguo compositor llamado Ockeghem. Pide ayuda a un especialista en audios llamado Reiguel, el cual le cuenta acerca de la vida y la obra del músico.

 

– Ya me parecía a mi que eras un poco friki.
– ¿Friki, por qué dices eso?
– Para interesarse tanto por un tipo del siglo XV hay que ser un friki.
– Pues yo pienso que conocer el pasado nos ayuda a entender el presente. La humanidad no se inventa cada mañana sino que continua donde lo dejó la noche anterior. Además este tipo como tú lo llamas era muy interesante. Supongo que tú dirías que era un crack.
– ¿Como puede ser un crack un tío con peluca y que hace música para la iglesia?
– Pues verás, resulta que por aquel entonces el mayor reto para un músico era componer música para la iglesia. Se requería mucho talento y destreza para hacerlo bien y él tenía ambas cualidades en abundancia.
¿Recuerdas que el disco que estás procesando viene de Amberes? Bien, pues ahí fue donde Ockeghem empezó su carrera musical. Siendo niño formó parte del coro de la catedral de esa ciudad. Dicen que tenía una voz prodigiosa y puede que eso le animara a continuar. El caso es que acabó siendo Chantre del mismo.
– ¿Chantre?
– El maestro del coro. Y un dato friki: eso fue alrededor de 1443.
– No me vaciles
– ¡Que sí! Bueno, a lo mejor fue 1444. Este punto no está claro. Hasta que no se empezó a hacer popular no se tienen datos muy fiables de él. En cambio se sabe a ciencia cierta que en 1452 se fue a París donde consiguió el puesto de maestro de capilla en la corte del rey de Francia, reyes en realidad porque sirvió a varios.
– ¿Maestro de capilla? ¿Enseñaba el catecismo y los mandamientos?
– ¡No! El maestro de capilla era el máximo responsable de toda la música que se tocaba en la corte, tanto de la sacra como de la profana. Música religiosa y música para los actos sociales. Componía alguna de las piezas que se interpretaban y también se encargaba de contratar y gestionar la orquesta y el coro que interpretaba la música. La música que sonaba en la corte era seleccionada por él, como si fuera el dj real. Era un cargo de mucha importancia y prestigio. No se lo daban a cualquiera. Bach por ejemplo también fue maestro de capilla.
– ¿Bach?
– Sí, otro que llevaba peluca.
– ¿Así que por eso era un crack?
– Por eso y por otras cosas. Si te callas un rato te lo cuento.
– Vale, perdona.
– Ok, también tuvo algún cargo importante en Notre Dame, la catedral de París. Viajó bastante por toda Europa ya que como además de componer también cantaba a veces le contrataban para ir a cantar aquí o allí. Eso aparte de los viajes que hacía por motivo de su puesto en la corte.
El caso es que finalmente se estableció en la ciudad francesa de Tours, a orillas del río Loire. Allí fue donde murió en 1497, como ya había comentado.  A lo largo de su vida fue profesor de muchos músicos que posteriormente fueron igualmente importantes e influenció a muchos otros y en general a la música de su momento. Así que si eso no es un crack ya me dirás lo que es.
– Pues no te voy a decir que no. Seguro que el tío en su época tenía mucha fama y muchos seguidores en el twitter del siglo XV pero a mi su música me parece una plastada.
– A ver, eso es porque no has prestado atención. Ponlo otra vez desde el principio.
– Espera… lo tengo aquí. Ok, lo pongo.

[audio:http://176.31.254.20/au/ockeghem_missa_homme_armé(kyrie).mp3|titles=Johannes ckeghem – Missa l’homme armé (kyrie)]

– Perfecto, ahora fíjate bien. Si estás atenta oirás cuatro voces diferentes que cantan.
– Oigo hombres y mujeres…
– Ok, pero fíjate más y oirás como cuatro melodías diferentes que suenan al mismo tiempo. Algunas suenan más agudas y otras suenan más graves. Así aunque suenen al unísono no se estorban y cada una tiene su ‘espacio sonoro’. Las voces agudas las suelen cantar las mujeres y las graves los hombres. A la más aguda de todas se la llamaba superius, la siguiente más aguda contratenor. Luego estaba el tenor y la más grave de todas que llamaban bassus.
Pero la gracia y el mérito del asunto es hacer que cada voz suene independiente de las demás pero al mismo tiempo interactúe con ellas. Por eso cuando lo escuchas tienes esa sensación de que se complementan y el global parece más de lo que realmente es. Esto es lo que se llama el contrapunto. Cuando dos o más melodías se relacionan armoniosamente entre sí. Se llaman, se contestan, se imitan, se reflejan, etc.
Ockeghem se sabía muchos truquitos y artimañas para hacer ir y venir las melodías de cada voz y que siempre encajasen bien las unas con las otras. Para que no sonara aburrido y monótono a veces hacía callar dos de las cuatro voces para que las dos restantes hicieran un dúo. A veces dejaba tres y hacía un trío. Otras veces agrupaba un par de voces y las confrontaba con el otro par. Y otras veces hacía que todas las voces cantaran con idéntico ritmo (nota friki: homorritmia), normalmente cuando se pretendía resaltar el texto de las melodías. Finalmente se puede mencionar el uso del canon en sus obras.
– ¿El canon no es como un impuesto?
– También, pero en este caso es una forma de composición musical. En esencia es muy sencillo: tocas una melodía y haces que otra voz la vaya repitiendo con un poco de retraso. Algo parecido al eco. A partir de aquí lo puedes complicar tanto como puedas.
– Y seguro que Ockeghem lo complicó de narices.
– En realidad él hacía algo un poco diferente porque no repetía las melodías sino que a partir de la melodía inicial construía las otras basándose en la primera. Por ejemplo, tu cantas una melodía y yo la repito pero empezando por el final (nota friki: canon retrógrado o cangrejo). Otro ejemplo: tu cantas una melodía y yo la repito en sentido contrario de modo que la tuya cada vez suena más aguda y la mía cada vez más grave. Otro ejemplo: tu cantas una melodía y yo la repito pero dos veces más despacio o el doble de rápido (nota friki: canon de mensura). Otras veces sencillamente a partir de las primeras notas de la primera voz se construían las otras siguiendo unas reglas establecidas e indicadas en la partitura. De hecho este es el origen del término canon, ya que literalmente canon significa ‘principio’ o ‘ley’.
– Pues lo siento pero yo todo esto que me estás contando no lo oigo por ninguna parte.
– Claro que no. Porque Ockeghem no quería que lo oyeras.
– ¡Ya me estás vacilando otra vez!
– Resulta que Ockeghem y otros músicos de la escuela flamenca pensaban que la persona profana a la música, el campesino que iba a misa los domingos no tenía porque darse cuenta de todas estas estructuras, ni siquiera sospechar de su existencia. Eso era como el triple salto mortal para ellos: componer algo tremendamente elaborado pero que a todos los efectos no lo pareciera. Conseguir este engaño confirmaba su ingenio a la hora de componer.
Y la cosa no acababa aquí pues también idearon sus pequeñas bromas y engaños especialmente dedicados a los que debían cantar la obra en cuestión. Ponían una frase enigmática en la partitura de tal modo que sin saber su significado no se podía interpretar correctamente la melodía. Un ejemplo era escribir ‘Clama ne cesses’, que significa ‘grita sin cesar’. ¿Cual crees que es su significado?
– Pues… ¡anda ya! ¿Yo que voy a saber? ¿Que cante a tope de volumen?
– No, pero gracias por concursar. Significa que hay que cantar todas las notas seguidas y sin pausas. Del tirón. Creo que la gente por aquel entonces tenía el mismo problema que tú de cara a estos acertijos. Seguramente por eso cuando un siglo después, gracias a Gutemberg la música empezó a aparecer en versiones impresas, los editores siempre incluían en algún sitio la solución a estos acertijos.
¿Ahora te parece que el tío era un crack?
– Definitivamente era un crack.
– Pues ahora imagínate todo esto que te he contado de las cuatro voces y multiplícalo por nueve.
– ¿Cómo que por nueve?
– Compuso una obra para 36 voces. Creo que es un motete llamado Deo Gratias.
– ¡Caramba, eso sí que parece imposible! Habrá que ascenderlo a la categoría de super-crack.
– Eso creo yo

continuará…

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