Voyager
En el año 1977 se estrenó un film que cambió la historia del cine y que marcó la vida de millones de personas. Esta película se titulaba ‘Star Wars’.
Curiosamente aquel mismo año se produjo otro suceso también relacionado con viajes a las estrellas, naves espaciales y civilizaciones de otros mundo, pero que quedó totalmente eclipsado por el poder de la ‘fuerza’.
El verano de aquel año despegaron dos pequeñas naves no tripuladas: la Voyager 1 y la Voyager 2. Su misión era puramente científica. Su objetivo principal era poder fotografiar y estudiar los llamados planetas exteriores: Júpiter, Saturno, Urano…
A pesar de ser los objetos más veloces que ha construido el hombre no se pueden comparar con la velocidad de la nave de Han Solo. Las Voyager necesitaron dos años para llegar a Júpiter y tres para acariciar los anillos de Saturno.
Pero la paciencia siempre da sus frutos y gracias a estas ‘lentas’ máquinas hemos podido contemplar imágenes hasta entonces nunca vistas.
La Tierra y la Luna
Júpiter
Erupción volcánica en Io
Saturno
El 14 de febrero de 1990 la Voyager 1 estaba a 6.000 millones de km de la Tierra y giró la vista hacia atrás para hacer una última foto de casa. A esta foto se la conoce como ‘Un pálido punto azul’.
Un pálido punto azul
Hoy las dos Voyager siguen alejandose del Sistema Solar y se calcula que dentro de 40.000 años llegarán a las ‘afueras’ de otra estrella.
Seguramente entonces aquí ya no viva nadie, pero si ‘allí fuera’ hay alguien y casualmente se cruza con una de estas viajeras encontrará un mensaje de sus constructores.
El disco de las Voyager
Los responsables de la misión pensaron en añadir en cada una de las naves un disco con información de nuestro planeta y nuestra cultura. Imágenes, saludos en diferentes idiomas, sonidos de la naturaleza, las ondas cerebrales de una mujer y una pequeña selección de 27 temas musicales en representación de todas las culturas y estilos.
Evidentemente 27 es una cifra muy pequeña y si alguien llega a escuchar el disco se perderá muchas maravillas, pero al menos se hará una idea, aunque muy vaga de esto que llamamos música.
A continuación la música que va camino a las estrellas…
Concierto de Brandenburgo n. 2 en Fa mayor, primer movimiento – J.S. Bach[audio:http://www.hogoland.com/voyager/01.mp3|titles=]
Puspawarna – Gamelán de Java
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Tchenhoukoumen – Percusión de Senegal
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Canción de iniciación de las muchachas Pygmy del Zaire
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‘Estrella del alba ‘ y ‘Pájaro siniestro’ – Canciones de los aborígenes australianos
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El cascabel – Lorenzo Barcelata (México)
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Johnny B. Goode – Chuck Berry
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Canción de las casa de los hombres – Papua Nova Guinea
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Tsuru No Sugomor – Japón
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Gavotte En Rondeaux, de la Partita No. 3 para violín en Mi menor – J. S. Bach
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La flauta mágica: Aria de la reina de la noche – Mozart
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Tchakrulo – Popular de Georgia.
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Flautas y tambores — Perú
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Melancholy Blues – Marty Bloom, Walter Melrose
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Ugam – Cornamusas de Azerbaiyán
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La consagración de la primavera, danza del sacrificio – Stravinsky
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El clave bien temperado, Libro 2, Preludio y fuga en Do mayor, n.1 – J.S. Bach
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Sinfonía n. 5 en Do menor, Primer movimiento – Beethoven
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Izlel Je Delyo Hagdutin – Bulgaria
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Canto nocturno navajo – Estados Unidos
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Fairie Round, de Paueans, Gaillards, Almains, y otras pequeñas arias – Holborne.
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Flautas melanésias – Islas Salomón
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Canción de boda – Perú
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Liu Shui – China
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Jaat Kahan Ho – India
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Dark was the night — Blind Willie Johnson
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Cuarteto para cuerda nº 13 en Si bemol mayor, Cavatina – Beethoven
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Había la intención de añadir un tema de los Beatles: ‘ ‘Here comes the sun’. Pero la discográfica EMI se opuso y al hacerlo le negó al grupo de Liverpool aquello con lo que sueñan todos los músicos: el recuerdo en el tiempo. Porque los músicos que aparecen en el disco sin duda son los que están mas cerca de la inmortalidad.