Miles de novias en todo el mundo han escuchado estas notas camino del altar…
Se trata del coro nupcial que aparece en la ópera Lohengrin de Richard Wagner, concretamente es el preludio del tercer acto. Sin duda una de las partes más populares de toda la obra.
Como podéis ver originalmente la pieza está interpretada por un coro de voces femenino.
Fue estrenada en el año 1850 e inmediatamente se convirtió en todo un éxito. Hoy en día aun es una de las óperas más representadas.
Por otro lado también es tradicional que la salida de los novios se acompañe con esta pieza también muy popular .
En este caso es la marcha nupcial que compuso Felix Mendelssohn para su suite El sueño de una noche de verano, basada en la obra del mismo nombre de William Shakespeare.
Se trata de una composición destinada a acompañar la representación teatral. Sería un poco como el equivalente de la banda sonora de una película. A este tipo de composición se la conoce como ‘música incidental’.
De echo ya ha aparecido en otra ocasión en este blog, concretamente en la entrada sobre los nocturnos ya que la octava parte es un nocturno. La marcha nupcial es la parte número diez. En total hay catorce partes.
Mendelssohn compuso partes de la obra en diferentes momentos de su vida. En concreto la marcha nupcial data del año 1842.
Finalmente hay que explicar por qué estas y no otras marchas o piezas musicales acompañan mayoritariamente las bodas. Todas las tradiciones tienen un origen y en este caso se trata precisamente de una boda de altos vuelos.
El año 1858 se casaba la princesa Victoria de Sajonia con Federico III de Prusia y precisamente en aquel enlace real se interpretaron ambas piezas.
Victoria era la hija mayor de la reina Victoria de Inglaterra. Es sabido que a la reina le encantaba la música de Mendelssohn y vete tú a saber si tuvo algo que ver con el hecho de que sonar su marcha nupcial.
El caso es que desde entonces miles de parejas han repetido inconscientemente o no este pequeño ritual musical. ¡Viva los novios!