Senderos olvidados

La mente es la herramienta que usamos para generar ideas, innovar, diseñar, componer… en resumen para crear. No tenemos ni idea de como lo hace, pero lo cierto es que lo hace realmente bien.
Sin embargo no es perfecta. A veces comete errores y nos engaña haciéndonos creer que hemos tenido una idea original cuando en realidad la estamos copiando. Técnicamente a esto se le llama criptomnesia.

 

Esto sucede cuando evocamos un recuerdo pero no lo reconocemos como tal sino que pensamos que es un pensamiento nuevo. En otras palabras, recordamos algo que habíamos olvidado pero no su origen y al no saber de donde procede ese recuerdo acabamos por pensar que en realidad es una idea nueva.
Aplicado al mundo de la música la criptomnesia provoca que un músico componga una canción convencido de que es original cuando en realidad está copiando una canción antigua que escuchó en su día y que ha olvidado por completo.
Eso es lo que pensó Paul MCartney al despertar tras haber soñado su canción Yesterday. Estaba convencido de que en realidad tan solo había recordado una melodía que escuchó en su día. Parece ser que en este caso no fue así y que realmente compuso esa canción mientras dormía.
Su compañero George Harrison en cambio no tuvo la misma suerte y su memoria le gastó una mala pasada cuando en el año 1970 compuso una canción llamada ‘My sweet Lord’.
Harrison creyó que su canción era original pero en realidad se inspiró inconscientemente en una canción que escuchó años atrás llamada ‘He’s so fine’ compuesta por Ronald Mack en 1962 e interpretada por un grupo llamado The Chiffons. Mack hizo una demanda por plagio y tras unos años de litigio acabó ganando. El veredicto dictaminó que Harrison había copiado subconscientemente la canción de Mack.

 

My sweet Lord – George Harrison

He’s so fine – The Chiffons

Otro caso semejante es el que se produjo en 1991 con la canción de Michael Bolton , ‘Love is a wonderful thing’. Bolton y Andrew Goldmark (coautor de la canción) fueron demandados por plagiar una canción del año 1964 con el mismo título interpretada por el grupo ‘The Isley brothers’.
El litigio fue bastante largo y lleno de pruebas a favor y en contra. Bolton y Goldmark negaron en todo momento haber escuchado esa canción y argumentaron que nunca apareció en ningún LP sino tan solo en single y que nunca apareció en los rankings de éxitos. Curiosamente sí reconoció que durante la composición de la canción tuvo la sensación de que podría estar copiando un tema de Marvin Gaye. Los hermanos Isley por su parte afirmaban que en un encuentro con Bolton años atrás él mismo les había dicho que poseía una colección con todos los discos que habían sacado.
Finalmente Bolton fue declarado culpable de plagio y condenado a pagar una indemnización de unos cinco millones de dólares. Parece ser que es la mayor que se ha dado para casos de este tipo.

 

Love is a wonderful thing – Michael Bolton

Love is a wonderful thing – The Isley brothers

En ambos casos los juicios se celebraron en Estados Unidos, donde la justicia no distingue entre ‘plagios conscientes’ y ‘subconscientes’, de modo que el matiz tan solo tiene una función de ‘atenuante moral’ y la condena se aplica igual sin distinción alguna.

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