Cuenta la leyenda que un hombre que estaba aburrido se puso a jugar con una cuerda. La tensó, la hizo vibrar, escuchó el sonido que producía y luego cambió el mundo. A ese hombre le llamaban Pitágoras.
Y sí, es el mismo que el del teorema. Ese de los catetos y las hipotenusas. Pitágoras fue un gran matemático y filósofo.
Pero volvamos a la cuerda. Hacer sonar una cuerda no parece ninguna proeza y ciertamente no lo es. La parte genial es que Pitágoras se preguntó qué pasaría si acortaba la cuerda y la hacía sonar de nuevo. Empezó a hacer pruebas haciendo sonar la cuerda original y comparando el sonido con otras cuerdas más cortas de diferentes longitudes. Pronto se dio cuenta que en muchos casos la combinación de ambos sonidos no resultaba agradable al oído. Sin embargo en algunos casos concretos el sonido obtenido sí era armonioso.
Como era matemático trató de encontrar alguna relación entre la longitud de la cuerda original y las longitudes de las cuerdas que le habían sonado mejor.
No le costó mucho trabajo descubrir que por ejemplo una de ellas tenía justo la mitad de longitud que la original. Otra tenía dos tercios de la longitud de la primera y otra medía justo tres cuartas partes.
Por poner un ejemplo y hacerlo más fácil de entender supongamos que la cuerda de Pitágoras sonaba como un Do. En ese caso la cuerda que media dos tercios sonaba como un Sol, la que medía tres cuartos sonaba como un Fa y la que medía justo la mitad sonaba también como un Do, pero una octava más alta. Si os cuesta entender el concepto lo más fácil es pensar en una guitarra o un violín, pues funcionan exactamente de ese modo. Se hace vibrar la cuerda y con un dedo se acorta o se alarga la longitud de la cuerda que vibra. Con ello se consiguen las diferentes notas. Pero hay que hacerlo en el punto exacto. Si lo haces en un sitio equivocado todo va a sonar a rayos.
El caso es que todo esto que descubrió este matemático es la base de lo que llamamos armonía musical, es decir, la relación que existe entre las diferentes notas y porqué algunas combinan bien entre ellas y otras no.
Pitágoras encontró las relaciones de todas las notas de lo que nosotros llamamos escala musical. Así que digamos que encontró una explicación matemática para que las notas que usamos para hacer música sean las que son y no otras diferentes.
Las proporciones que encontró más fácilmente son las que he comentado antes y curiosamente (o no) resulta que estas tres notas (en el ejemplo eran Do, Fa y Sol) combinan mucho mejor entre ellas que con el resto de las notas. Do es lo que hoy llamamos la tónica, la nota base. Fa sería la cuarta porque si contamos empezando por Do es la que hace cuatro (1 Do, 2 Re, 3 Mi, 4 Fa). Sol por el mismo razonamiento es la quinta (1 Do, 2 Re, 3 Mi, 4 Fa, 5 Sol).
Sin profundizar en el tema comentaros que hay cientos… miles de canciones en el mundo a lo largo de toda la historia que se tocan usando únicamente acordes de tónica, cuarta y quinta. Y muchas de ellas son grandes éxitos. Muchísimas canciones de los Beatles por ejemplo siguen ese patrón.
Volviendo a Pitágoras digamos que la cosa se fue complicando pues además de matemático era filósofo y llegó a la conclusión de que estas proporciones entre las notas musicales que había encontrado se encontraban también en todas las cosas del universo. De modo que todo lo que tuviera estas proporciones estaba en armonía con el cosmos y lo que no pues era simplemente caos.
Dicho así suena un poco disparatado pero pensemos que usamos la palabra armonía como sinónimo de equilibrio. Si nuestra mente está en armonía es porque está equilibrada. Así que todo lo que está equilibrado está en armonía y eso pasa porque se mantienen unas ciertas y concretas proporciones.
Por ejemplo, Pitágoras estaba convencido de que las distancias entre los planetas mantenían las mismas proporciones que encontró jugando con las cuerdas. A esto se le llamó la armonía de las esferas.
Esta idea que ahora parece tan extravagante perduró mucho tiempo y en realidad no fue hasta el siglo XVI que Johannes Kepler descubrió las leyes que rigen las órbitas planetarias. Lo curioso es que Kepler se pasó media vida tratando de encajar sus mediciones y observaciones con la idea de Pitágoras de la armonía de las esferas. Finalmente descartó la idea y encontró las fórmulas matemáticas correctas que describen las órbitas de los planetas.
Los griegos usaban el término armonía para todo como ya hemos visto y las personas no eran una excepción. Una persona equilibrada era una persona en armonía como ya se ha comentado. El caso es que por aquel entonces se pensaba que la música tenía el poder de influir en el carácter de las personas. No solo eso sino que se pensaba que usando la música adecuada se podían curar enfermedades. Pero volvamos a lo del orden y el caos. También había música perjudicial que inspiraba a las personas malos hábitos e instintos. Se pensaba que escuchar en exceso este tipo de música acababa cambiando el carácter de las personas y volviéndolas en gente malvada y ruin.
Platón, influenciado por algunas de las ideas de Pitágoras escribió bastante sobre el tema y siempre avisó del peligro que suponía para la sociedad todo tipo de música inadecuada. Alguno de sus textos se podrían confundir muy fácilmente con declaraciones de políticos o personajes influyentes actuales avisando de la mala influencia que suponen ciertos estilos musicales para los jóvenes.
Así que ya veis el jugo que sacó Pitágoras de su cuerdecita. Llegado a este punto puede que después de todo no sea tan exagerado decir que con ella cambió el mundo, un poquito al menos.