Esta es aquella (V)

Esta es una de esas melodías que siempre aparecen por sorpresa. A veces deseamos oírla más que nada en el mundo, otras veces en cambio irrumpe en el momento más inadecuado e inoportuno.

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Con el tiempo ha pasado a conocerse como la melodía Nokia. Para la empresa finlandesa es una especie de ‘logo sonoro’, unas notas que han quedado inexorablemente asociadas al fabricante de teléfonos móviles.
Aparte de esto no parece que esta breve melodía tenga mucha más trascendencia pero lo cierto es que tiene unos orígenes bastante nobles y honorables, ya que son obra del gran guitarrista y compositor Francisco Tárrega.

En el año 1902 Tárrega compuso una pieza para guitarra titulada Gran Vals. 91 años después Nokia la utilizó en una de sus campañas publicitarias.

Aquí podéis ver el anuncio. Seguro que reconoceréis en ella la melodía Nokia.

Nokia Ad 15 years ago

 

Parece ser que la idea de utilizar esta música vino del entonces vicepresidente ejecutivo de la compañía, Anssi Vanjoki. Con la ayuda de otro miembro de la empresa, Lauri Kivinen seleccionaron el pequeño fragmento que poco después se haría mundialmente popular. Se incluyó por primera vez en el modelo Nokia 2110 en el año 1994.

En los tiempos de Tárrega lógicamente no habían teléfonos móviles todavía. De hecho, cuando nació en Vilarreal en el año 1852 el teléfono no existía ya que no se inventó hasta unas décadas más tarde. Y en la época en que compuso el gran vals en España tan solo habían unos 12.000 abonados. De modo que pensar que los teléfonos acabarían tocando música en vez del típico ring ring posiblemente fuera motivo suficiente para encerrar a alguien en una institución mental.

Francisco Tárrega

Francisco Tárrega

En todo caso no parece que estos temas interesasen al maestro Tárrega. Lo suyo era la música y en concreto la guitarra. Por aquel entonces no era precisamente un instrumento muy en boga. El violín y sobretodo el piano se llevaban todos los honores y eran el centro de máxima atención. Y la pobre guitarra, que había disfrutado de otros tiempos más gloriosos había caído en el olvido y se había convertido en un instrumento de segunda categoría.
Pero al pequeño Francisco le encantaba tocar la guitarra y lo hacía con tanta habilidad que pronto empezó a hacerse notar entre los entendidos. Gracias a eso un celebre guitarrista se ofreció a darle clases en Barcelona pero el muchacho tuvo mala suerte y al llegar él marcho el maestro de gira por Europa. Antes de regresar a casa pasó un tiempo malviviendo y ganándose la vida tocando en la calle y en algunos cafés de la ciudad condal.
Tras una serie de vicisitudes a los 22 años pudo ingresar en el conservatorio de música de Madrid para estudiar piano, solfeo y armonía. Parece ser que pasado un tiempo los profesores se enteraron de que la verdadera pasión de Tárrega era la guitarra e intrigados por ello le pidieron que tocara para ellos en el salón de actos del conservatorio. El concierto debió ser algo impresionante porque el mismísimo director del conservatorio le aconsejó que jamás cambiara la guitarra por el piano. Y por suerte siguió su consejo, seguro que tampoco necesitó insistir mucho para que lo hiciera.
A partir de aquí empezó a darse a conocer dando conciertos por doquier. Volvió a Barcelona donde conoció a Granados y Albéniz entre otros. Hizo adaptaciones para guitarra de obras de compositores clásicos como Beethoven, Bach o Chopin. También de obras de algunos de sus amigos como Asturias del citado Albéniz, que casi es más famosa que la versión original para piano.
Y por supuesto también creó obras propias, como por ejemplo el capricho árabe o la danza mora. La más célebre de todas posiblemente sea Recuerdos de la Alhambra, con su famoso trémolo, esa técnica que intenta conseguir con una guitarra el sonido continuo de un instrumento de arco como el violín y el chelo. Pero no olvidemos su Gran vals, que aunque no sea una de sus obras más famosas vale la pena tomarse unos minutos para poder disfrutarla.

Tarrega's Grand Vals as performed by Richard Durrant
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