Leningrado: una ciudad, un asedio, una sinfonía

San Petersburgo

San Petersburgo

La ciudad de San Petersburgo es la segunda más importante de Rusia y tradicionalmente se la ha considerado la ciudad más cosmopolita de aquel país, así como cuna de la cultura rusa.
Situada en el delta del río Nevá, en el golfo de Finlandia fue fundada por el zar Pedro el Grande en el año 1702 y fue capital del imperio hasta el año 1918.
Más tarde, debido a la revolución rusa cambió de nombre y pasó a llamarse Leningrado.

 

 

 

Dmitri Shostakóvich

Dmitri Shostakóvich

En el año 1941, durante la Segunda Guerra Mundial el ejército alemán llegó a las puertas de la ciudad con la intención de conquistarla rápidamente, cosa que impidió el gran dispositivo defensivo desplegado por el ejército soviético.
Dada la situación Hitler pensó que quizás en el fondo le convenía más no entrar en la ciudad para ahorrarse el tener que alimentar a tres millones de personas. De modo que decidió sitiar la ciudad para dejarla morir de hambre y de frío.
Uno de los habitantes de Leningrado en aquel momento era un compositor llamado Dmitri Shostakóvich. Se presentó voluntario para defender la ciudad pero lo rechazaron diciéndole que su labor estaba en la ciudad. De modo que empezó a trabajar en la que sería su séptima sinfonía, la que llevaría el nombre de su ciudad: Leningrado.
Dicen que de vez en cuando escribía en la partitura dos iniciales: VT, que en ruso significa ‘alarma aérea’. Eran los momentos en que dejaba de componer para subir a los tejados a apagar el fuego de las bombas incendiarias.
Terminó la primera parte de la sinfonía en noviembre de 1941. El bloqueo cada vez era más terrible y en contra de su voluntad se le ordenó que abandonara la ciudad.
El 5 de marzo de 1942 se estreno la obra en Kuibixev, el 29 del mismo mes en Moscú. Después vinieron Londres, Nueva York… En todas partes era recibida como un himno contra el totalitarismo y como un símbolo de la resistencia. Pero Shostakóvich tan solo anhelaba una cosa: estrenar la sinfonía en su ciudad.
Y así fue que se consiguió entrar secretamente la partitura en Leningrado en julio de 1942.
El problema era encontrar a los miembros de la orquesta que debían interpretar la obra. La mayoría habían desaparecido, muchos habían muerto de hambre o congelados, otros estaban luchando en el frente. El comité de defensa de la ciudad ordenó que los encontraran fuera como fuera y que los volvieran a reunir o que buscaran sustitutos. Sólo encontraron setenta y nueve. Más de treinta habían muerto.
El director de la orquesta era Karl Eliasberg, que al igual que sus músicos estaba agotado, desnutrido y demacrado. Pero pudieron sacar fuerzas de donde no había para poder llevar a cabo su imposible tarea.
Finalmente, el 9 de agosto de 1942 se llevó a cabo el estreno de la Séptima Sinfonía en la ciudad de Leningrado. Todo el mundo se vistió como en las mejores ocasiones: los músicos llevaban sus fracs que habían rellenado con papeles de periódico para que no les quedaran tan grandes. El público también se vistió tan elegantemente como pudo e incluso los que se quedaron fuera en la calle procuraron arreglarse para el evento.
El concierto se retransmitió por la radio a toda la Unión Soviética. El general Friedich Ferch, jefe del estado mayor del XVIII ejército alemán ordenó que sus baterías disparasen sobre la zona exacta donde se realizaba el concierto. Pero los artilleros del general Govorov se habían adelantado: aquel domingo los cañones soviéticos no dejaron descansar las baterías nazis. Toda la ciudad quedó en silencio mientras escuchaba aquella música que reflejaba su sufrimiento, su dolor y su esperanza. Una música que seguro dio fuerzas a los defensores para seguir luchando.
La ciudad fue finalmente liberada un año y medio después: en enero de 1944. El bloqueo duró aproximadamente 900 días y dicen que nunca ninguna otra ciudad había resistido tanto tiempo. Los habitantes supervivientes decían con orgullo ‘Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no ha caído’.
Curiosamente en el momento en que la pesadilla acabó para la ciudad empezó para la sinfonía. Acabada la guerra se empezó a ver aquella música como poco más mera propaganda comunista, se le dio la espalda y cayó en desgracia. Actualmente parece que nuevamente vuelve a reconocerse su valor.
Shostakóvich por su parte siguió componiendo y llegó a hacer ocho sinfonías más, aunque posiblemente ninguna tenga la misma carga emocional que la séptima.

A continuación podéis ver la sinfonía completa. Consta de cuatro movimientos y dura aproximadamente una hora y quince minutos, siendo la más larga que compuso su autor.

 

 

Shostakovich – Sinfonía nº 7 (1er y 2º movimientos)

Shostakovich – Sinfonía nº 7 (3er y 4º movimientos)

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