La clave de Sol se ha convertido con el tiempo en casi un sinónimo de música. Cuando queremos referirnos a la música de un modo gráfico lo más habitual es encontrarnos con este signo tan curioso lleno de elegantes curvas.
Es la más conocida actualmente, aunque no siempre ha sido así. Existen otras claves y todas ellas tienen una función muy específica. Son la clave para leer una partitura.
La clave de Sol es un punto de referencia. Indica la posición de la nota Sol en el pentagrama.
Vale, a simple vista no parece que señale ningún punto en concreto pero sí lo hace. El centro de la espiral siempre rodea una línea del pentagrama y sobre esa línea se ubica la nota Sol. El resto de notas se colocan siguiendo esta nota de referencia.
Por tanto, el espacio que hay entre esa línea y la superior contendrá la nota La, la tercera línea será el Si y el siguiente espacio por encima el Do, etc.
Llegado a este punto se puede pensar que al fin y al cabo todo esto es redundante. Si las notas siempre están en el mismo sitio para qué liarse con simbolitos. Basta con memorizar las posiciones de las notas y listos.
Y en realidad sería así a no ser por un detalle importante: hay muchas más notas de las que caben en un pentagrama. Haciendo un simple cálculo se obtienen un total de 9 notas: cinco notas encima de cada línea y cuatro en los espacios entre ellos.
En la imagen superior se muestra el teclado de un piano con las notas que abarca el pentagrama. Podéis comprobar que el pentagrama abarca un rango muy pequeño de teclas.
En algunos casos se utilizan las llamadas líneas adicionales que no son más que líneas imaginarias que se colocan a continuación de las cinco líneas, ya sea por encima o por debajo.
Con ello se incrementa el número de notas que se pueden anotar en la partitura, pero aun así siguen habiendo notas que se quedan fuera.
Pensemos ahora en el sonido de un violín y el de un contrabajo. Es evidente que las notas de uno son más agudas que las del otro. A esto se le llama registro o tesitura, pero ya hablaremos de eso otro día.
Si las notas siempre se escribieran en la misma posición en la partitura es evidente que no cabrían las de ambos en un pentagrama. Si metemos las del violín las del contrabajo quedarían muy por debajo y habría que poner una infinidad de lineas adicionales. Si lo hiciéramos al revés entonces serían las del violín que quedarían muy por encima del pentagrama.
La solución es usar diferentes claves al principio de la partitura que de alguna manera ajusta la partitura al rango de notas que se quieren representar.
Siguiendo con el ejemplo para el violín se usaría la clave de Sol, que abarca un rango de notas más bien agudas.
El contrabajo por su parte usaría la clave de Fa, que se mueve por un rango de notas más graves.
La clave de Fa quizás no es tan famosa y conocida como la de Sol, pero también es muy importante. Se utiliza para la música de instrumentos más bien graves como el citado contrabajo, el violonchelo, instrumentos de viento graves como el trombón, etc.
Como ya habréis imaginado la clave de Fa recibe este nombre porque indica la posición de la nota Fa en el pentagrama.
Por tanto una clave no solo indica una nota de referencia sino también una altura, cosa aun más importante.
Por decirlo de un modo sencillo, cada clave abarca una franja de notas diferentes de modo que cada instrumento utilizará la clave que se ajuste mejor al rango de notas que utiliza. El violín usará la clave de Sol. También la guitarra, la mayoría de los cantantes y los instrumentos de viento más agudos como la trompeta, etc.
En el caso del piano se utilizan dos pentagramas: uno con la clave de Fa para las notas más graves que habitualmente toca la mano izquierda y otro con la clave de Sol para las notas más agudas que normalmente toca la mano derecha. Es el precio que hay que pagar por tocar un instrumento tan versátil.
Existe también la clave de Do. Antaño fue muy popular pero ha ido cayendo en desuso y actualmente se utiliza para música de viola, trombón tenor y fagot.
El origen de las claves está muy ligada a la del pentagrama, que como ya sabéis nació de los cantos religiosos de la Edad Media. De modo que inicialmente las partituras se usaban para melodías cantadas que no usaban un rango muy grande de notas con lo que habitualmente todas cabían perfectamente dentro del pentagrama.
Pero incluso así habían temas que eran más graves o más agudos de lo habitual y en estos casos había que usar muchas líneas adicionales, lo cual era engorroso y confuso.
El problema se solucionó cuando alguien tuvo la idea de hacer que las notas en la partitura no siempre estuvieran en la misma posición sino que fueran todas relativas a un punto de referencia. Y para ello se crearon las claves.
En el siglo XII ya se utilizaban con regularidad, especialmente la clave de Fa y la de Do.
La clave de Sol no empezó a cobrar importancia hasta el nacimiento del violín. Fue a partir de entonces que se empezó a usar asiduamente.
Las claves no siempre han tenido el mismo aspecto. Como muchas otras cosas han ido variando con el tiempo. En realidad antiguamente las claves eran letras. Recordemos que en un principio las notas se designaban por letras. La letra G por ejemplo era la nota Sol. De modo que en las partituras más antiguas podemos ver una letra G al principio en vez del símbolo que conocemos. Con el tiempo la letra G fue deformándose y transformándose finalmente en el signo que todos conocemos hoy en día.
La clave de Fa empezó también como una letra: La F y de ahí pasó al símbolo actual.
Lo mismo le ocurrió a la clave de Do, que empezó siendo la letra C
Tampoco han estado siempre en la misma posición. La clave de Sol durante el siglo XVII y XVIII solía ponerse encima de la primera línea del pentagrama y recibía el nombre de clave de violín francesa.
Excelente tus explicaciones sobre las tres clases de claves musicales…….. muchas gracias por compartir conmigo tus conocimientos… tu amiga en Perú